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Literatura para los más chicos

Guido Van Genechten y Liesbet Slegers son los autores e ilustradores de decenas de libros infantiles editados por Edelvives, que vemos diariamente en las librerías. Ambos se destacan por sus ilustraciones cálidas y coloridas y su enfoque sencillo y directo de temas que interesan a los más chiquitos, en sus primeros contactos con los libros.

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Tanto Liesbet, creadora de la serie de Nacho y Laura, como Guido nacieron en Bélgica pero su obra ha recorrido el mundo y varios de sus títulos son muy populares en Latinoamérica.

Latinlab conversó con ellos en Buenos Aires, a donde vinieron a presentar algunos de sus libros en la Feria Internacional del Libro.


¿Cuáles son sus fuentes principales de inspiración?

Guido: La naturaleza es para mí una gran inspiración. Porque salgo y veo todos los colores, puedo tocar, oler tantas cosas y eso me inspira. Por otro ladGuido-2o, la cultura. Visito muchos museos, me gusta el arte moderno, me gusta todo tipo de arte. Me gustan Picasso, Matisse, Cézanne. Ellos encontraron soluciones en sus pinturas de las que aprendo mucho.

Liesbet: Yo para inspirarme pienso más en temas de contenido. Pienso qué necesita un chico, cuáles son sus miedos, en qué piensan, en su ambiente directo. Pienso en que se identifiquen con Nacho cuando tienen miedo, cuando tienen que aprender a ir al baño. A diferencia de Guido, yo trabajo más sobre la realidad que la fantasía, siempre pienso en la vida real. Pienso que en todo el mundo hay chicos como Nacho y su amiga Laura y a ellos les pasan cosas, van por primera vez a la escuela, tienen una mascota, se enojan, se pelean. La vida real.

¿Cuáles son las temáticas fundamentales para la primera infancia?

Guido: Cuando son chiquitos, la importancia de los padres es lo fundamental. En mi libro Little white fish (Pequeño pez), el pecesito perdió a su madre. Y esa es una emoción muy fuerte. También los miedos infantiles. El miedo de la oscuridad, por ejemplo. Otro tema es que, para los más chiquitos, todo se experimenta por primera vez. La primera vez que un niño conoce el océano… ¡qué experiencia! La primera vez que ve una oveja es increíble. Cuando uno camina con un niño de dos años, ellos descubren cosas en el suelo que los adultos ni ven. Todo es nuevo, así que eso es muy interesante para trabajar, abre muchas posibilidades.

Liesbet, muchos de tus libros promueven algún tipo de interacción más allá de la lectura. Hay recetas de cocina, propuestas para que los chicos se muevan y pregunten acerca de experiencias de la vida real. ¿Por qué?

Liesbet: Sí, me gusta la interacción con el libro. Siempre pienso en qué elementos de la historia pueden servir para que los chicos hagan algo, ¿qué pueden hacer? Por ejemplo, en Somos Nacho y Laura, les propongo que prueben algo nuevo, que mezclen sabores, cómo quedaría algo dulce mezclado con carne o qué tal puede quedar el queso con el chocolate. Entonces por ahí un chico se anima y prueba y descubre algo nuevo.

¿Cómo nacieron Laura y Nacho, los protagonistas de tus libros?

 Liesbet: Liesbet_Cub_Arqueologa_bjEs una historia muy sencilla. Yo estaba en un parque con mi cuaderno, siempre lo llevo conmigo y estaba dibujando e hice un pequeño hombrecito, muy parecido a Nacho aunque no era exactamente así. Y me gustó, y pensé ¿qué puedo hacer con él? Sería fantástico darle vida. Sabía que podía hacer algo más, convertirlo en una historia o algo, entonces fui a ver a un editor y a él le gustó inmediatamente. La verdad es que eso fue muy positivo para mí, porque pude empezar enseguida a escribir mi primer libro y le fue muy bien. Así que 5 años después se me ocurrió que podría también crear a una niña y así llegó Laura. El esquema de la ilustración es prácticamente el mismo, con algunos agregados o pequeños cambios para hacer nacer a Laura.

En tus libros, Guido, los animales suelen ser protagonistas. ¿Por qué esta elección?

Guido: Hay dos razones principales. Primero y principal, no sé dibujar niños pequeños. Es muy difícil. Se ven viejos o feos en mis dibujos. Si dibujo un niño occidental, un niño japonés no se siente identificado en ese dibujo. Pero si dibujo un conejo, cualquier niño lo mira y dice “se parece a mí”. Cuando uso animales, la historia es más universal. Chicos de todo el mundo se pueden relacionar con los animales, pueden sentir un vínculo.

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Y la otra razón es que los animales pueden hacer todo tipo de cosas que los chicos no. Un niño solo en un bosque, es algo muy raro. El público en seguida reacciona y pregunta: ¿dónde están los padres? En cambio un animal solo en el bosque está perfecto.

Muchos de tus libros también hablan de cuestiones vinculadas con el desarrollo, dejar los pañales, aprender a ir al baño. ¿Creés que la literatura ayuda en esas etapas?

 Guido: ¡Claro! Hice muchos libros de “entrenamiento para ir al baño” y los padres me dicen que gracias a mis libros los chicos aprendieron a usar el inodoro. Pero siempre trato de usar el humor en esas historias. No son educativos, no trato de decirles qué hacer o cómo hacerlo, eso está entre líneas. En el libro Potty Time (El libro de los culitos) muestro varios animales sentados en la pelela. Algunos tienen colas grandes; otros, chicas. ¿Qué están haciendo? Preguntan los chicos.

El humor es muy importante. Un libro debe ser entretenido, sino falla. Y los chicos son duros. Si no les interesa, se van.

¿De qué manera utilizan el feedback que reciben de los lectores? ¿Ayuda a modificar algo o a incorporar temas en sus libros?

 Guido: Yo voy bastante a los jardines de infantes y ahí recibo un feedback directo, es muy bueno estar ahí y ver las reacciones de los chicos. Una vez que fui a leer un cuento a un jardín y los chicos estaban tan interesados y de repente todos corrieron a la ventana detrás mío, y yo no entendía nada. Y lo que había ahí era un gato. Lo que aprendí ahí es que un libro tiene que ser tan bueno como ese gato en la ventana. En ese momento pude ver el gato desde los ojos de los chicos y fue poético. Así que ese es mi estándar.

Los chicos son muy honestos así que a veces es duro. Los maestros también dan su feedback pero en general ellos siempre adoran los libros y les parecen maravillosos. A veces también es bueno porque ellos piden libros o historias sobre diferentes temas que les resultan interesantes. En realidad no es que yo pueda hacer libros “a pedido” pero todo eso que van diciendo lo escucho y me sirve para pensar y es posible que vuelva convertido en alguna historia.

Y a veces son los pequeños detalles, uno mira cómo se sientan, cómo interactúan con los cuentos, qué cosas miran y eso es inspirador.

Liesbet: A mí me pasó algo similar a la anécdota de Guido pero con un recogedor de basura. Mientras yo leía, los chicos corrieron a la ventana a mirar un camión de basura que se había parado ahí y estaban fascinados. Así que hice un libro acerca del recogedor de basura. Tengo una serie de libros sobre profesiones. Ahora estoy trabajando con la apicultura. En realidad fue una idea que me dio una bibliotecaria y me pareció muy interesante. Y fui a conocer a un apicultor real y me involucré en el mundo de la apicultura y todo eso está en mi libro.

¡Gracias Guido y Liesbet!

Por Carolina Masci y Valeria Dotro