Una cosa es dar claves para elegir mejor los juguetes y otra -a veces bastante diferente- es considerar lo que ofrece el mercado. Pero en este aspecto hay buenas noticias. Las ventas durante el período de las fiestas (Navidad y Reyes) mostraron que la industria nacional satisface la demanda del 50% del mercado local (según informe de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete-CAIJ). Parece que luego de sufrir tanto durante la década del 90, la industria de juguetes ha podido crecer el 130 % en los últimos diez años. Estos no son números que sólo importan al sector sino que representan la posibilidad de que en nuestro país surjan pequeños productores locales que desarrollan exitosas propuestas ligadas a la innovación y el diseño, alternativas a aquellas signadas por la moda, las licencias o la publicidad televisiva. Este crecimiento ha permitido la aparición de nuevos juguetes, con más diseño, mayor sustentabilidad y empatía con los niños y niñas a los que se dirigen.

Estas pequeñas empresas, de base productiva mixta –artesanal/industrial- han sido creadas en muchos casos por profesionales que vienen de las humanidades, el arte, el diseño y la educación. Buscan desarrollar productos que alienten el juego, creativos, con respeto por la ecología, el patrimonio y la inclusión.

A falta de un nombre mejor suele llamárselos “didácticos” y con ese nombre es usual encontrarlos en las góndolas. Pero son mucho más que eso, el nombre “didácticos” les queda chico o les es ajeno: no porque no sean educativos (todos los juguetes lo son) sino porque lo que proponen está vinculado más al juego que a la enseñanza: abren nuevas posibilidades de jugar, reflejan maneras más diversas de entender la niñez, amplían la oferta y suman contenidos relacionados con lo local. Son juguetes, con todas las letras, y vienen a ocupar el espacio que les corresponde: están hechos para jugar.

Creemos que este pequeño grupo de juguetes puede estar marcando un camino donde la innovación y la audacia en el diseño van de la mano de la sustentabilidad productiva y comercial. Se puede evidentemente fabricar mejores juguetes y no morir en el intento.

Juguetes que recuperan y reeditan los juguetes clásicos a través de nuevos tratamientos materiales y formales, como es el caso de vehículos customizables fabricados en madera y goma eva, rompecabezas y memotests que incorporan nuevas estéticas ligadas a la historieta y la ilustración infantil y temáticas propias, sistemas de construcción de una única pieza, nuevos juegos para jóvenes y adultos creados por diseñadores e inventores locales y también ligados a dibujantes y con contenido de cultura popular, son algunos de los ejemplos.

También hay propuestas que vinculan y acercan al universo del juguete los mundos de la creatividad, la ciencia y tecnología, el arte, la música, de maneras no estereotipadas, o abordan las arts and crafts como experiencias lúdicas entendiendo al juego como proceso y resultado.

Este movimiento es más grande de lo que parece a simple vista, puesto que todavía está un poco disperso, pero invitamos a explorar todas las jugueterías, ferias y rincones del país para encontrar estos nuevos juguetes. De todos modos, en nuestros próximos posts de EXPLORAtoys Lab empezaremos a contarles en detalle cuáles son. ¡No se los pierdan!

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